A medida que el uso de criptomonedas aumenta, también lo hace la regulación de las criptomonedas en todo el mundo que se establecen para gobernarlas. El panorama de las criptomonedas está en constante evolución y no es fácil mantenerse al día con las normas de los distintos territorios del mundo.
Los recientes avances normativos, incluida la publicación del acuerdo provisional sobre los mercados de criptoactivos (MiCA) en la UE y la publicación del Marco para el Compromiso Internacional sobre Activos Digitales en EE.UU., señalan el deseo de proporcionar claridad normativa en este espacio. En el futuro, la adopción de criptomonedas y stablecoins estará probablemente relacionada con el nivel y la calidad de la regulación en una jurisdicción determinada.
Dado que la seguridad normativa influye en el comportamiento económico, las grandes regiones económicas como la UE y los EE.UU. están dando pasos para proporcionar una orientación inicial.
La regulación de las criptomonedas es clave.
A medida que el sistema financiero tradicional se conecta con el floreciente ecosistema de las criptomonedas, la creciente interconectividad suscita la preocupación por los efectos secundarios que podrían afectar a la estabilidad del sistema.
Durante algún tiempo, la criptomoneda se ha visto como una herramienta de diversificación, pero las hojas de té están empezando a leerse de otra manera. A principios de este año, el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó datos que indicaban una correlación entre el bitcoin y el S&P 500. Esto hace temer que se produzcan efectos de contagio entre el mercado de valores y las criptomonedas.
Poco después de este análisis, el Consejo de Estabilidad Financiera advirtió de las implicaciones para la estabilidad financiera mundial si continúa la actual trayectoria de crecimiento en escala e interconexión de los criptoactivos con estas instituciones. Sin embargo, dadas las numerosas lagunas de datos que existen en relación con los criptoactivos, una evaluación exhaustiva del impacto macroeconómico está todavía algo fuera de alcance.
Además, la naturaleza de la tecnología subyacente de las criptomonedas es tal que permite realizar transacciones transfronterizas sin necesidad de ningún intermediario financiero o de los existentes.
Las nuevas aplicaciones y modelos como la tokenización, las finanzas descentralizadas, los NFT (tokens no fungibles) y las organizaciones autónomas descentralizadas desafían los modelos tradicionales que delimitan quién se considera actualmente una “persona”, qué es el “valor” y cómo se puede transaccionar este “valor”. Esto amenaza con entrar en conflicto directo con las regulaciones existentes relativas a los flujos de datos transfronterizos, los derechos de propiedad intelectual y los controles de capital. También podría generar ambigüedad en el ámbito fiscal, además de plantear una serie de otros problemas políticos.
El camino a seguir
La Orden Ejecutiva de la Casa Blanca es un paso notable en la dirección correcta para permitir la colaboración entre agencias. Un enfoque coordinado a nivel mundial, que abarque la cooperación internacional en torno a la regulación de los criptoactivos, será óptimo desde el punto de vista económico, protegerá a los consumidores y evitará el abuso de las criptomonedas para actividades ilícitas.
El Consorcio para la Gobernanza de las Monedas Digitales del Foro, compuesto por más de 80 organizaciones y que representa a diversos sectores y geografías, está trabajando con este fin. Ha centrado su segunda fase de trabajo en el examen de las repercusiones macroeconómicas de las monedas digitales y en la elaboración de enfoques reguladores para las mismas, mientras las partes interesadas siguen experimentando con estos instrumentos y la adopción de criptomonedas, stablecoins y monedas emitidas por los bancos centrales.